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martes, 18 de noviembre de 2014

La muñeca

Querido Papá Noel
Soy una niña de ocho años llamada Guadalupe. Todos me dicen Lupe así que tú también puedes llamarme así. Me he portado bien todo el año, he cumplido con la tarea de la escuela, también he sido una buena hermana al cuidar del bebé cuando mi mamá se va de noche y regresa a la madrugada eufórica y sonriente como nunca. Así que creo que merezco un buen regalo. Ayer a la tarde vi en el centro comercial la última Barbie, la que viene con la bañera y se le puede teñir el cabello. Sé que es un poco cara, pero creo que podrás conseguirla para mí. Porfis, Papá Noel. Porfis porfis porfis
26 de Diciembre
Querido Papá Noel
¡Muchas gracias por la muñeca! Soy la niña más feliz de este mundo. No puedo dejar de admirar la Barbie y jugar con ella. Tiene algo extraño en su mirada, pero no importa, tal vez sean cosas mías. Te mando un saludo y te deseo un buen viaje de regreso al Polo Norte. Con cariño, Lupe
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31 de Diciembre
Querido Papá Noel
Sé que la Navidad ya pasó y que ahora seguramente debes estar descansando en tu casita en el Polo, pero quisiera pedirte una última cosa. Quiero que te lleves la muñeca. No es mi intención parecer desagradecida, en realidad estoy muy feliz con la forma en que me trataste, pero la verdad esa muñeca me da miedo. Su mirada brilla durante la noche. Y a veces, sobre todo cuando mi mami no está y yo quedo sola con el bebé, la muñeca se mueve. Traté de tirarla o dejarla en el desván, pero de alguna manera siempre vuelve a mi habitación. Y yo tengo miedo por el bebé. Creo que quiere hacerle daño. Así que por favor, llévatela de aquí. Esta noche la dejaré cerca de la chimenea, para que te resulte más fácil encontrarla. Te mando un beso, y espero con toda mi alma que puedas leer mi carta.
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02 de Enero
Querido Papá Noel
Veo que no leíste mi carta. La Barbie sigue aquí. Y mamá se ha quebrado el cuello.
Cayó de las escaleras cuando iba a trabajar. Ahora está en coma en el hospital, le insertaron unos tubos horribles en su boca, por lo que no puede hablar y contar lo que pasó. Pero yo sé lo que pasó. La muñeca se atravesó en su camino. Se colocó sobre un escalón para que mi mami tropiece. Ahora nos cuida una tía lejana, pero ella se va a la noche porque tiene un negocio que atender. Así que yo quedo a cargo del bebé. Ayer apenas pude dormir. Vigilo a la muñeca a todas horas, pero no sé hasta qué punto podré hacerlo. Mi único aliado es Benja, el gato. La muñeca parece tenerle terror y se esconde cada vez que Benja se encuentra cerca. Así que me llevé al gato a la habitación conmigo, y juntos cuidamos al bebé. Pero te repito, no sé cuánto tiempo podré aguantar esta situación. Ahora que mi mamá no está, la muñeca anda a sus anchas por la casa. Aparece en el living, después en el baño, más tarde en la cocina. Y su mirada. Sé ahora que es la muñeca del diablo. O de su hija, si la tuviese.
Por favor, Papá Noel, sé que tienes los poderes para hacer desaparecer la muñeca. Te pido que regreses y te la lleves.
Porfis porfis porfis
03 de Enero
Papá Noel:
Ahora estamos totalmente solos, el bebé y yo.
Benja apareció muerto en el patio.
03 de Enero (Noche)
Papá Noel:
Ya perdí todas esperanzas. Sé que no estás leyendo mis cartas. Estamos encerrados, mi hermanito y yo, en su dormitorio. La casa está sola, y hay ruidos afuera. Una pequeña sombra se recorta contra la línea de luz debajo de la puerta. Es ella. Es la muñeca. Se agacha y me mira a través de la hendija. Sonríe. Sus ojos brillantes me dejan sin aliento. El bebé en la cuna se mueve y comienza a rezongar. Estamos solos.
Estamos solos, Papá Noel.
Y creo que la muñeca se ha cansado de jugar: ha metido medio cuerpo debajo de la puerta, y está tratando de ingresar a la habitación.
12 de Marzo
Papá Noel:
Sé que hace rato no te escribo, porque la verdad estaba enojada contigo. No leíste ninguna de mis cartas, y por tu culpa ahora yo estoy aquí, alejada de mi casa y mi familia.
El bebé está muerto.
Mi tía lo encontró a la mañana siguiente. Yo me había quedado dormida y aunque le conté de mis intentos de protegerlo de la muñeca, ella no me creyó.
Hicieron una autopsia al bebé, y encontraron a la muñeca dentro de su barriguita. Aún lloro cada vez que recuerdo ese terrible momento.
Y luego me trajeron aquí. Yo conté mi historia a la señora que es dueña del lugar, conté de la muñeca y sus ojos refulgentes. De su intento de matar a mamá, y de los crímenes que cometió contra Benja y mi hermanito. La señora me escuchó atentamente y luego me mostró un video, supuestamente registrado por la cámara que está en la habitación del bebé.
Y en el video aparezco yo con la muñeca, sólo que ésta no se mueve ni sus ojos refulgen en la oscuridad. Me aproximo a la cuna del bebé y comienzo a meterle la muñeca por la boca. Es un video horrible, el más horrible que vi en mi vida, y trato de apartar la mirada, pero la señora me obliga a seguir viendo. En el video yo comienzo a gritar cosas, mientras el bebé se pone morado y se agita sobre su cuna. Le digo que lo odio, que lo odio desde que él nació, porque por su culpa yo tengo que quedarme hasta altas horas de la noche cuidándolo y cambiándole los pañales, y como consecuencia mis notas han desmejorado mucho. Las notas de la escuela eran lo mejor de mí, le grito, y ahora soy una alumna mediocre porque no tengo suficiente tiempo para estudiar como cuando vivía únicamente con mi mamá, y con Benja.
El video se termina ahí. No sé qué habrá pasado después, seguramente lo cortaron. Pero a mí no me engañan. Sé que la chica de la filmación no soy yo. Es la muñeca. De alguna manera se hizo pasar por mí. Y ahora yo estoy encerrada, mientras ella debe andar en algún lugar de la ciudad, escondida y planificando sus próximos crímenes.
Pero no importa, tarde o temprano saldré de aquí, y la encontraré. Y entonces me vengaré de ella. Y también de mi mamá, por haberme encerrado en este lugar.
Y de mi tía, por no creer mi historia.
Y de la señora que me mostró el video.
Y también de ti, Papá Noel.
Por no haber escuchado mis advertencias.
Por no haber leído mis cartas.
Iré al Polo Norte y te buscaré.
Y te encontraré.
No te quepan dudas de ello.
Te enseñaré a no ignorar a las niñas desamparadas como yo.
Con cariño,
Lupe .

No abriré la puerta

Han pasado tres años desde aquella noche.

Yo no debí haber estado ahí, ellos lo sabían. Ese día salí muy temprano a la casa de un amigo, sus padres no estarían y tenía un nuevo videojuego de terror; pasaríamos toda la noche jugando.

Ellos lo sabían, yo no debí haber estado ahí esa noche, mi amigo debió estar solo. Ellos lo habían observado por días como hacen siempre y sabían que esa noche estaría solo. Desde el momento en que lo eligieron, no había marcha atrás.

Pero tal vez quieras saber quiénes son ellos. Bueno, la verdad… aún no estoy seguro, sigo sin asimilar lo que pasó aquella noche; pero te contaré lo que hasta ahora sé, para que tengas cuidado.

Ellos se encuentran en todas partes, en ningún lugar estás exento de ser su víctima. Eligen a una persona, no sé bien cómo o en qué características se basan, pero una vez que te eligen no cambiarán de opinión: te vigilan, te estudian y estudian a todas las personas que conoces. Día tras día te observan cuidadosamente sin que tú te percates de su presencia.

Y esperan la noche en que su víctima esté sola, es en ese momento cuando todo empieza.

Aquel día llegué alrededor de las 8:00 p.m. a su casa. Sus padres habían salido desde temprano y él había preparado todo lo necesario para pasar jugando toda la noche. Al día siguiente no habría clases, así que yo regresaría a mi casa por la mañana. Pasamos un buen rato jugando, el tiempo pasó tan pronto que cuando nos dimos cuenta ya era la una de la madrugada. Nos habíamos llevado algunos sustos con el juego, así que comenzamos a hacer bromas con la situación; ahí fue cuando todo se puso raro. Empezamos a escuchar ruidos extraños afuera de la habitación, que al principio pensábamos que no era nada importante, e hicimos algunos chistes en relación a lo que jugábamos. “Deben ser los zombis”, nosotros sólo reíamos. Pero nos comenzamos a poner tensos cuando el sonido se oía más claro: eran pisadas, se escuchaban pisadas por todo el pasillo de afuera.

—¿Crees que tus padres hayan regresado? —le pregunté, a lo que él respondió que sus padres regresarían hasta el día siguiente, por la tarde. Además, el número de pasos que se escuchaban eran demasiados como para ser sólo sus padres.

De pronto, luego de oír todos esos pasos acercándose cada vez más a la puerta, hubo un profundo silencio.

—¿Hay alguien afuera?… ¿Quién está ahí? —comenzamos a preguntar, nerviosos. Estábamos seguros de que había alguien afuera, pero esos sonidos… ¿quién podría ser? En la habitación en la que estábamos había una computadora que mi amigo había encendido desde que comenzamos a jugar, era una costumbre suya. Se escuchó un sonido que provenía de ella, un sonido familiar, pero que por el miedo que teníamos en ese momento nos provocó una reacción de sobresalto a ambos. Era sólo un correo electrónico que le había llegado, pues también había dejado la ventana de su correo abierta. Ver esto nos dio algo de sosiego, y hasta reímos un poco; sin embargo, la tensión volvió a nosotros al notar que la dirección de quien lo enviaba era irreconocible, una combinación aleatoria de números y letras. Dudamos abrirlo, pero mi amigo decidió hacerlo. Quedamos completamente paralizados tras leer lo que decía el correo:

”Pase lo que pase, no abras la puerta”.

Con tan sólo leer esas palabras, una sensación completamente rara invadió mi corazón. En ese momento realmente sentía pánico, pero el mensaje decía más.

”Ellos están afuera. Por favor, hagas lo que hagas, escuches lo que escuches, no abras la puerta. Intentarán convencerte de que lo hagas, tienen muchos métodos; pueden fingir ser alguien que conoces, un familiar, un amigo, y sus voces sonarán igual. Tal vez te pidan ayuda, te dirán que están lastimados, te suplicarán que abras la puerta. Pero escuches lo que escuches esta noche, no abras. Trata de ignorarlos, trata de dormir, mañana todo estará bien. Ellos jugarán con tu mente; no lo permitas. Por favor, créeme, ¡no abras la puerta!”.

Cuando terminamos de leer yo no sabía qué pensar. Tal vez era una broma tonta de alguien, tal vez incluso era mi amigo quien me jugaba una broma… pero él tenia esa expresión, estaba tan asustado como yo, lo pude sentir. Ahora sabíamos que había alguien ahí afuera, tras la puerta. De pronto, llegó el momento más aterrador que nos pudimos esperar; en ese instante un escalofrió recorrió todo mi cuerpo y me dejó paralizado. Una voz se escuchó, provenía de atrás de la puerta. Mi amigo estaba seguro y yo lo puedo corroborar: la voz era la de su madre.

—Hijo por favor ábreme, tu padre y yo tuvimos un accidente en el auto, estamos muy lastimados… por favor, abre, ayúdanos. —Al escuchar esto mi amigo sólo retrocedió un paso. Aún puedo recordar esa expresión en su rostro, estaba en shock. Estoy seguro de que ninguno de los dos lo creíamos ni sabíamos qué hacer.

—Hijo por favor, abre, ¿qué esperas? Necesitamos tu ayuda… —Sin lugar a dudas, ésa era la voz de su padre. Eran las voces moribundas de sus padres tras la puerta, clamando por ayuda. Mi amigo y yo permanecimos sin reacción por algunos segundos, después él se volteó lentamente, y me dijo:

—Esos realmente son mis padres. Necesitan ayuda, abriré la puerta.

Se propuso dirigirse hacia la puerta, pero lo detuve.

—Recuerda el correo, lo que nos dijo que pasaría, ¿no se te hace extraño?, ¿qué tal si es verdad y ellos no son tus padres? —Él lo único que hizo fue hacer que lo soltara. “No digas tonterías”, me dijo. “Tú los escuchaste, ésas eran las voces de mis padres. El correo debe de ser una estúpida coincidencia”. Se dirigió a la puerta sin que pudiera hacer nada.

La verdad, no sé qué me hizo hacerlo, pudo ser el miedo que me invadía… pero al verlo dirigirse a la puerta, lo único que pensé fue correr hacia el armario en donde mi amigo guardaba algunas de sus cosas y esconderme ahí. No sabía lo que pasaría, pero en verdad tenía miedo.

Lo que escuché a continuación aún no lo olvido, y hasta el día de hoy tengo pesadillas con ello. Él abrió la puerta, y después sólo pude escuchar sus gritos. Eran unos gritos desgarrantes, llenos de dolor y terror; yo no pude hacer nada más que permanecer inmóvil, hasta que después de unas horas me quedé dormido.

Al despertar por la mañana, me extrañó ver el lugar en que me encontraba, y luego lo recordé todo. Salí del armario y en la habitación no había nadie. Noté de inmediato que ya era de día y que la puerta estaba abierta, así que decidí salir. Busqué por toda la casa esperando encontrarlo y que me dijera que todo había sido una broma, pero mi amigo no estaba. En la tarde llegaron sus padres y les conté lo sucedido, llamaron a la policía y lo buscaron por días, pero él nunca apareció. El correo que le había llegado esa noche también desapareció, y para ser honesto creo que nadie creyó nada de lo que les había contado.

Aunque… no importa que nadie me creyera, yo sé lo que pasó esa noche y sé que ellos estaban ahí afuera. También sé que no debí haber estado ahí, que no debería saber que ellos existen.

Aún no sé por qué lo hacen, creo que sólo tratan de divertirse con las personas, con su pánico… alguna especie de juego. Cada día lo analizo y trato de aprender más de ellos; sé que sólo llegan en la noche y que pueden imitar cualquier voz, que si no abres la puerta se irán y también creo que siempre recibirás ese extraño mensaje de advertencia, debe ser parte de su macabro juego.

No debí estar ahí ese día, y no debería saber que ellos existen. Sé que algún día regresaran por mí, pero pase lo que pase, no abriré la puerta.

viernes, 17 de octubre de 2014

LA MUERTE EN EL CEMENTERIO


Un grupo de adolescentes se divertía un viernes por la noche cuando a uno de ellos se le ocurre un juego: cada uno tenía que realizar una prueba que alguno propusiera. Al principio fueron suaves pero luego fueron incrementándose como correr desnudo por la calle o robar un elemento de una casa vecina. Finalmente llegó el turno de una chica a la que le propusieron clavar una estaca en una tumba del cementerio.
Al principio se negó pero luego de las burlas y críticas de los demás, finalmente se decidió hacer la prueba. Todos fueron hacia el cementerio pero sólo ella ingresó a las sepulturas en medio de la oscuridad de la noche, con muchas sombras y un silencio que oprimía el alma. El miedo se fue apoderando de la joven que sentía como cientos de ojos la observaban y un helado aliento sobre su nuca.

Finalmente eligió una tumba y piso sobre ella, se agachó y clavó con furia la navaja, pero al intentar levantarse, algo la sujetaba al piso….Aterrada intentó zafarse pero seguía estando retenida, por lo que gritó con todas sus fuerzas para pedir ayuda. Sus amigos tardaron un par de minutos en llegar para ver horrorizados el cuerpo de la chica tirado al lado de la tumba, fallecida de un paro cardiaco por el miedo. Lo que la sujetaba a la tumba era la navaja que había clavado minutos antes…

jueves, 16 de octubre de 2014

DYBBUK

La leyenda del dybbuk, surgida de la teología judía, que afirma que se trata de almas que no han podido continuar con el ciclo de las reencarnaciones y vagan por el mundo de los vivos en busca de un cuerpo donde continuar con su existencia (Posesión demoniaca). Estos espectros buscan un lugar donde puedan satisfacer sus deseos y anhelos que no pudieron concretar cuando estaban vivos aunque hay que aclarar que nunca tienen buenas intenciones y la mayoría de las veces cuando un Dybbuk se mete en una persona generalmente acaba mal.
En el dybbuk el mal ha triunfado sobre el bien y por tal motivo intentan huir del castigo divino o acabar con asuntos pendientes. También puede suceder que sean las almas de personas malas como asesinos o violadores aunque en su gran mayoría son seres que se han desviado de la buena senda de Dios como borrachos o drogadictos.
Para poder exorcizar a una persona poseída por un dybbuk, es necesario un rabino experto en la Cabala, junto con otras 10 personas en un círculo dentro la sinagoga y haciendo sonar un cuerno para desorientar al espectro. Mientras se realiza el sonido, se debe leer el Salmo 91 en tres ocasiones para comunicarse con el dybbuk y de esta forma solicitarle que abandone el cuerpo mientras se le indica el camino correcto que debe seguir para traerle paz a su alma.


Como dato curioso, el Dybbuk suele vivir en una caja de madera que debe permanecer cerrada por los siglos… pobre del desafortunado que habra la caja sin saber ya que desatará una cadena de acontecimientos perturbadores en su vida… Si llegaras a ver alguna caja con inscripciones judías cerrada, no trates de abrirla bajo ninguna circunstancia pues has sido advertido.

LA CAMA DE LA BRUJA


Esta historia de terror comenzó a principios de 1987 cuando el matrimonio conformado por Wisconsin y Debby Tallman decidió ir a una tienda de artículos usados para comprar una cama para sus dos hijas. En un principio no la utilizaron y la dejaron guardada en el sótano hasta que finalmente decidieron usarla, sin saber que quizás estaban cometiendo el peor error de sus vidas…

Apenas las niñas comenzaron a dormir en esa litera, empezaron a enfermarse y sentir problemas físicos al margen que se desencadenaron una serie de eventos extraños: la radio cambiaba de frecuencia sin que nadie la tocara, observaron a una terrorífica mujer sentada sobre el colchón en varias ocasiones mientras éstas dormían tranquilamente, las puertas se abrían y cerraban solas, se oían voces extrañas, y aparecían cuervos muertos en la puerta principal de la casa. Cuando esto sucedió llamaron a un pastor, quien apenas ingresó a la casa escuchó una voz de ultratumba que le dijo: “ven aquí”.

Esa misma voz lo fue guiando hasta el sótano, donde un extraño fuego comenzó de repente a emanar en el lugar donde había estado la litera. Inmediatamente apagaron el incendio con un matafuego y tras deliberar con el clérigo, decidieron prender fuego la cama.

Una vez que hicieron esto, se acabaron los problemas para la familia. Según afirma la leyenda se trató de la cama de una bruja que estaba maldita por lo que al quemarla se acabó esa maldición.

viernes, 18 de abril de 2014

EXACTO


LAS SEÑORITAS CANIBALES



Esta leyenda urbana fue muy común en algunas ciudades de Alemania al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Sabido es que después de Mayo de 1945 y tras más de un lustro de guerra, Alemania había quedado devastada y en lugar de sus bellas ciudades ahora se podían ver espantosas ruinas producto de un régimen criminal que había sometido al país durante más de una década y había provocado la invasión de poderosas potencias. Así las cosas, la población sufría incesantemente la falta de los medios de vida más elementales, amén de tener que vivir en medio de los restos de lo que había sido una gran urbe, en el caso de Berlín. Miles de personas se hallaban sin hogar, sin cobijo y sin comida, y la situación no mejoraría en el futuro inmediato. Es aquí donde hace su aparición nuestro misterioso personaje.
No se trata de una leyenda muy conocida, pero los memoriosos sobrevivientes, que eran niños en aquella época, recuerdan que sus padres o parientes solían amenazarlos para que no se internaran en el peligro de las calles repletas de bombas y construcciones derruidas con la advertencia de que podían toparse con un cazador de niños. El relato remite al ominoso cuco o coco, también llamado el hombre del saco o el hombre de la bolsa, pero en esta oportunidad toma un aura aún más siniestra: dada la falta de alimentos y víveres, en especial proteínas, corría el rumor de que una persona o grupos de personas recorrían la ciudad a la caza de niños incautos a los que capturar y matar, para luego cocinar y vender su carne en las calles a un alto precio. De hecho, los historiadores sí hablan de personas que comerciaban con alimentos de dudosa procedencia, aduciendo que se trataba de carne de caballo o de cerdo, pero en general los compradores se abstenían de hacer preguntas, acuciados por el hambre y la escasez.
Ciertos relatos hablan de la existencia de trampas para niños, construidas en las casas a medio caer producto de los bombardeos y la avanzada de los ejércitos. Los chiquillos se metían en ellas para jugar y de pronto el piso cedía y quedaban atrapados en algún sótano, a merced de cualquier voluntad maligna. Sorprendentemente, la mayoría de los casos en los que se hace referencia al canibalismo en Alemania luego de la Segunda Guerra Mundial, las acusadas de perpetrarlo son en su mayoría mujeres y ancianos, en parte debido a la razón de que un niño entra naturalmente en mayor confianza con una mujer o un viejecito de aspecto apacible. Hasta existe (o existía) un apodo para estas terribles señoras: Fräulein Kannibal, la señorita caníbal. Sin duda que debieron de haber existido exageraciones, pero el rumor acerca de estos asesinatos por hambre y por ambición sonó fuertemente durante al menos los tres años inmediatamente posteriores a la guerra.
Las autoridades de ocupación estadunidenses iniciaron una investigación al respecto luego de recibir varias denuncias, pero no llegaron a obtener ninguna respuesta concluyente. Para no enturbiar las relaciones entre la naciente Alemania occidental y las potencias aliadas, las denuncias se archivaron prontamente, no sin haber dejado un halo de misterio en el derruido Berlín de la segunda posguerra.

ustedes que opinan ?